SIESTA DEL TRÓPICO
Domingo de bochorno, mediodía
de reverberación
solar. —Un policía,
como empotrado en un guardacantón,
durmiendo gravemente. Porquería
de un perro en un pretil. Indigestión
de abad, cacofonía
sorda de un cigarrón...
Soledad de necrópolis, severo
y hosco mutismo. Pero
de pronto en el poblacho
se rompe la quietud dominical,
porque grita un borracho
feroz: —¡Viva el partido liberal!...
Luis Carlos López