MISANTRÓPICA TARDE...
Misantrópica tarde campesina,
sin sol. En el crepúsculo barcino,
puesta como de canto
sobre un techo pajizo,
llora una luna de latón…
El río,
fonje y turbio, semeja
dormitar.
Y los árboles torcidos,
desnudos y nudosos,
seguramente sufren de artritismo.
Fosco silencio aridez... Acaso
—torpe mancha movible— algún vampiro
da tumbos y se aleja
como un pasquín…
Y todo en el fastidio
del ambiente letal, sin una fresca
pincelada de luz, me dice a gritos
con hierático gesto
y elocuente mudez: —¡Pégate un tiro!
Luis Carlos López