FABULILLA
...Y aquel gran tigre cebado,
que con saña se comía
—de noche y a pleno día—
los burros de mi cercado,
se murió... Todo el ganado
solípedo le temía,
cual teme la burguesía
la zarpa del potentado...
Tigre viejo, sabio y fuerte,
que a muchos asnos dio muerte
y se murió como en broma,
para más de un jumento
clamase con sentimiento.
—¡Murió como una paloma!
Luis Carlos López