A LULÚ
De seguro que cuando llegue la Noche Buena
te miro en la plazuela del barrio pastoril,
danzando —¡oh, del villorrio futura Magdalena!—
al triste y soñoliento ritmo pastoril.
Te veré con el cura de la panza rellena,
cebado entre la carne feligrés mujeril,
tomando chocolate, comiendo berenjena,
pasteles y capones con ajo y perejil.
Y en la misa del Gallo, como un ser inocente,
masticarás tus rezos ante el mártir doliente
que viste taparrabo sobre un madero en cruz,
mientras que el managuillo, recorriendo la ermita
con un dedal de trapo puesto en una varita,
va pidiendo limosnas para el niño Jesús...
Luis Carlos López