SONETO IV
De cómo estoy me hallo tan incierto
que en vivo ardor temblando estoy de frío;
sin causa alternamente lloro y río;
abarco el orbe pero nada advierto.
Es todo mi sentir un desconcierto;
un fuego el alma, la mirada un río;
de pronto espero, al punto desconfío;
ora divago, de repente acierto.
Estando en tierra al Cielo me levanto;
milenios son mis horas; ningún .día
he podido vivir sólo una hora.
¿Pregúntasme el por qué de este quebranto?
Responderlo no sé… Tal vez sería
sólo porque os miré, dulce Señora.
1595
Luís de Camões
Traducción de Carlos López Narváez