EL SECRETO QUE CLAMÉ
Gloria terrestre que despierta
las pasiones de mí
amante venerado,
cuando suavemente rodea
con sus aires
mi noche encantada.
Sus verdes manos
vuelan como aves
y encienden las estrellas
que reaparecen en mis pozos.
Ven, le digo a la realidad
y a mi presente, esperando
que continúen existiendo
los recuerdos cosechados.
Procuro olvidar su pasado
o el futuro que semejante
parece. A veces me vence
su existencia y los sentimientos
amanecen aniquilados,
los recuerdos pesan demasiado.
Pero él, prisión que ansío, vuelve
con sus encantos a reactivar
la memoria de nuestro
amor excomulgado.
Lamiae El Amrani