QUE QUEDA DE LA NOCHE
Qué queda de la noche, vida mía.
Qué queda de tu ascenso a mis infiernos
y qué de mi descenso al paraíso
de tus ojos, velados por la niebla
del humo y del deseo. Qué ha quedado
de las llamas alegres y furiosas
que devoraron nuestros corazones.
Este despedazado panorama.
Esta desolación. Estas cenizas.
Luis Alberto de Cuenca