MARINA
Cuán triste te espera mi playa de arena.
Tu mar de belleza se acerca cantando,
me muerde y me deja su sabor de pena.
Cuando ya rendida te tengo a mi vera,
te yergues de nuevo, dejándome sólo
tu beso mordiente de angustia y salmuera.
Mi playa te espera doliente y serena,
pero en esa danza que cimbra tu vida
tú rompes mi pobre corazón de arena.
Mi playa te sigue tendida al ocaso...
Tu cuerpo de fruta, lejano y esquivo,
¡cómo lo tuviera ceñido a mis brazos!
Juvencio Valle