VEREDAS DE BUENOS AIRES
De pibes la llamamos: “la vedera”
Y a ella le gustó que la quisiéramos,
En su torno sufrido dibujamos
Tantas rayuelas.
Después, ya más compadres, taconeando
Dimos vuelta manzana con la barra,
Silbando fuerte para que la rubia
Del almacén saliera, con sus lindas trenzas
A la ventana.
A mí me tocó un día irme muy lejos
Pero no me olvidé de las “vederas”
Pero no me olvidé de las “vederas”.
Aquí o allá, las siento en los tamangos
Como la fiel caricia de mi tierra.
¡Cuánto andaré por “ái” hasta que pueda
volver a verlas...!
Julio Cortázar