HÉRCULES Y LAS ESTINFÁLIDES
Rosada claridad de luz febea
Baña el cielo de Arcadia. Entre gigantes
Rocas negras de picos fulgurantes,
El dormido Estinfalo centellea.
Desde abrupto peñasco que azulea,
Hércules, con miradas fulminantes,
El níveo casco de álamos humeantes
Y la piel del león de la Nemea,
Apoya el arco en el robusto pecho,
Y las candentes flechas desprendidas
Rápidas vuelan a las verdes frondas,
Hasta que mira en su viril despecho
Caer las Estinfálides heridas,
Goteando sangre en las plateadas ondas.
Julián del Casal
Incluido en el sitio La Habana Elegante, la revista poética cubana en internet