LA APARICIÓN
Nube fragante y cálida tamiza
El fulgor del palacio de granito,
Ónix, pórfido y nácar. Infinito
Deleite invade a Herodes. La rojiza
Espada fulgurante inmoviliza
Hierático el verdugo, y hondo grito
Arroja Salomé frente al maldito
Espectro que sus miembros paraliza.
Despójase del traje de brocado
Y, quedando vestida en un momento,
De oro y perlas, zafiros y rubíes,
Huye del Precursor decapitado
Que esparce en el marmóreo pavimento
Lluvia de sangre en gotas carmesíes.
Julián del Casal