EL RUISEÑOR
Oculto entre las hojas,
Trémulo de amor,
Sus tiernas congojas
Canta el ruiseñor.
Y sé, mas no sé cuándo
Ni dónde aprendí,
Que el ruiseñor cantando,
Dice en su idioma así:
—¡Pobre ruiseñor,
Que muere de amor!
Ya rompe la aurora la niebla ligera.
¡Qué hermoso es el campo, qué hermosa es la luz!
¡Qué hermosa es la dicha del alma que espera!
Dulce compañera,
¡Qué
hermosa eres tú!
Yo cruzo los espacios;
Las copas de los árboles me sirven de palacios;
Mi madre es la
armonía,
Mi padre es el amor;
Yo soy, vida
mía,
Pájaro y flor.
Envidian las aves
Mis trinos suaves:
No saben cantar.
Envidian las flores
Mis tiernos amores:
No saben amar.
¡Qué alma en el mundo
De amores herida
Mi canto imitó!
¡Ay! de amor profundo,
Sólo aquí, mi vida,
Sabemos tú y yo.
Tus alas suaves
Tiende sobre mí.
Envídiennos las flores y las aves
Yo canto para ti.
¡Pobre ruiseñor,
Que muere de amor!
La palma y el sauce se mecen en calma.
Las ondas se tiñen de nácar y azul.
¡Qué hermoso es el río y el sauce y la palma!
Alma de mi alma,
¡Qué hermosa eres tú!
Yo cuando canto vivo;
Es un raudal de música mi corazón altivo,
La luz es mi
alegría,
Mi espíritu el
calor;
Que soy, vida
mía,
Pájaro y flor.
Tenemos un nido
De plumas tejido,
Que oculta en sus ramas gracioso laurel.
Tú velas, en
tanto
Que al son de mi canto
Piando se duermen mis hijos en él.
No
saben
En
dónde
Se
esconde
Este tesoro que el amor nos dio.
¡Ay! es un
secreto
Que oculto en los ramos
Guardamos
Tú y yo.
¡Qué alegres, qué bellos
Reposan allí!
Vela tú, mi vida, vela tú por ellos;
Yo
velo por ti.
¡Pobre
ruiseñor,
Que muere de amor!
Ya ocultan las flores sus cálices rojos,
Inundan los cielos torrentes de luz;
Busquemos la sombra, si el sol te da enojos:
La luz de mis ojos,
Mi vida, eres
tú.
Leve y parda es mi
pluma,
Mi voz es la del céfiro, que gime entre la espuma;
Es mi contento el
día,
La noche es mi dolor;
Que soy, alma
mía,
Pájaro y flor.
Altiva es el
águila,
Tierna la paloma,
Gallarda y ligera
La garza real;
Mas tú eres mi
espíritu:
Para mí en el
mundo,
Gentil
compañera,
No tienes igual.
¡Cuán
rico tesoro
Me ofreces, bien
mío!
Tiemblas de placer
Cuando bebo en tu pico de oro
Gota de rocío
Que templa mi sed.
Mis hijos ufanos
Se miran en ti;
A amarte tus hijos
Aprenden de mí.
¡Pobre
ruiseñor,
Que muere de amor!
¡Ay! ya se levanta del valle sombrío
La tarde vestida de blanco y azul.
¡Qué triste está el cielo, y el monte y el
río!
Dulce dueño
mío,
¡Qué
triste estás tú!
Las auras sosegadas
Llevan en blandos círculos mis notas apagadas:
Mi última
armonía
El último suspiro de mi amor:
Yo muero con el
día,
Que soy, vida
mía,
Pájaro y flor.
Ven al ramaje espeso
Que guarda nuestro
nido;
Quiero morir en
él.
Dame el último
beso;
Que recojan mi último gemido
Las hojas de laurel.
¿Qué
alma en el mundo
De amores herida
Mi canto imitó?
¡Ay! de amor
profundo
Sólo
aquí, mi vida,
Sabemos tú y yo.
Hará tu llanto
Que mis hijos bellos
Se acuerden de
mí:
Enséñales los tonos de m i
canto;
Tú, vive por
ellos:
Yo muero por ti.
¡Pobre
ruiseñor
Que muere de amor!
José Selgas y Carrasco