A LAURA
Por ti, Laura hermosa, mis flores contaron
Sus tristes pesares, su inquieto dolor;
Por ti sus brillantes colores mostraron;
Por ti, también ellas, alegres cantaron
Sus dichas de amor.
Hay flores humildes, graciosas y bellas
Con mantos de encaje y hermoso tisú;
Si ciñes, ¡oh Laura! tu frente con ellas,
Parecen corona formada de estrellas;
Y el cielo eres tú.
Al ver tu mejilla de castos colores,
Al verte más pura que pura es la flor,
Te ofrezco, en tributo y en prenda de amores,
Un libro modesto, con vidas de flores
Y ensueños de amor.
Si sientes ¡oh Laura! penoso desvelo,
Inquietos pesares, tristeza y afán;
Si tu alma suspira de amargo recelo...
Sus páginas abre, y en ellas consuelo
Tus ojos verán.
¡Feliz y envidiable la flor cuya historia
Merezca y consiga tu dulce favor!
¡Dichoso si ocupo tu casta memoria!
Pues son mis ensueños de nombre y de gloria,
Tu nombre y tu amor.
Noviembre, 1849
José Selgas y Carrasco