EL REMORDIMIENTO
El gentil hombre pinta a la acuarela una imagen de la mujer entrevista. La vio en el secreto de su parque, aderezada para salir a caza, en medio de una cuadrilla de monteros armados de venablos.
El gentil hombre imprime la visión fugaz, marca la figura delgada y transparente.
Los caballos salieron a galope, ajando la hierba de la pradera lustrada por la lluvia. El gentil hombre se incorporó a la cabalgata, de donde toma la escena para el arte de su afición.
Recuerda las peripecias y los casos de la partida y, sobre todo, la muerte de su rival, precipitando dentro de un foso inédito en el curso de la carrera.
El gentil hombre fue inhábil para salvar la vida del jinete y llega hasta considerarse culpable. Abandona el pincel y se cubre con las manos el rostro demudado por las sugestiones de una mente sombría.
José Antonio Ramos Sucre