Por doquiera, flechas de oro
matan al verano. El aire
lleva penas diluidas,
como venenos la sangre.
Todo —las alas, las flores,
la luz— se va de viaje.
¡Qué de despedidas tristes!
El corazón al mar sale.
Escalofríos y lágrimas.
—¿Adónde os vais? —¿Dónde estáis?
Todo a todo le pregunta.
Nada ni nadie lo sabe...
Juan Ramón Jiménez