LA HOJA MÁJICA
Jugaba en el viento y era
áureo.
Sobre la fresca
profusión de los rosales,
abierta prisión de sangre,
sus indefinibles alas
lo traían, lo llevaban...
Su mismo cantar divino
me enajenaba el sentido.
(¡Pájaro maravilloso!)
Venía raudo, de oro,
a mis manos...
—¡Alma mía!
¡Pájaro!
...¡Hoja amarilla!
Juan Ramón Jiménez