EPÍLOGO DE DOBLE ESTÍO
(Madrid. El Retiro. Verano, 1963.)
(Montevideo. Carrasco. Verano, 1963)
I
Este callado arder de oculto fuego
En que, soñando, el alma se ensimisma,
Es cenicienta, remansada lumbre,
O llama que me punza y me lastima.
Siento que se separan mis recuerdos
De un solo recordar que los olvida:
Que una sola esperanza me separa
De tantas esperanzas ya perdidas.
Y el punzante dolor me va clavando,
Como un latido, su aguzada espina,
Que, al encontrar mi llaga más secreta,
Por el herido corazón respira.
José Bergamín
Incluido en Poesías de José Bergamín