SONETO XXIII
A don Ángel de Saavedra, hoy Duque de Rivas
Tú, a quien risueño concedió el destino
(digna ofrenda a tu ingenio soberano)
manejar del Aminta castellano
la dulce lira y el pincel divino;
vibrando el plectro y animando el lino,
logres, Saavedra, con certera mano
vencer las glorias del cantor troyano;
robar las gracias del pintor de Urbino.
Lógralo, y logre yo, si más clemente
me mira un tiempo la áspera fortuna
que hora me niega en blando son loarte,
tejer nuevas coronas a tu frente,
ya esclarecida por tu ilustre cuna,
ya decorada del laurel de Marte.
1817
Juan Nicasio Gallego