NOCHE DE BAILE
¡Magníficos espejos
Que vieron mozos los que copian viejos! —
¡Espléndidos tapices
Hechos de antaño a proteger deslices! —
¡Doradas cornucopias —
Del salón secular al tapar propias!—
¡Severos sitiales
Sustento y marco ayer de épocas reales! —
Solos los dos:
—Él viene
—Escucha
—¡Luego!
— ¡Quema tu beso!
— ¡Vuélveme mi fuego! —
¡Y se lo vuelve! — Y el espejo sabio
No del marido reflejó el agravio
Que de otra dama aspira ser cortejo
En cercano salón: ¡ley del espejo! —
* * *
En tanto, cual de espumas
Hijo de Venus, el Amor alado
Surgiera en concha de azuladas brumas
Por invisible geniecillo alzado,
Y moviendo los pálidos corales
Clamara por los senos maternales,—
Un niño se despierta
En la alcoba magnífica desierta.
¡Niño que sufre, me parece mío!
¡Labio sin leche, rosa sin rocío!
Como espuma agitada
Revuelve el lecho aquella rosa alada;
En la cortina azul, en urna añeja
Su última luz la lámpara refleja: —
Allí vieron los ojos
Lúgubres sombras entre tonos rojos,—
Y el niño, al fin, desesperado llora,
Y allá, junto al espejo, se oye: «¡Ahora!»
28 de Novbre.
José Martí