SONETO WATTEAU
Manón, la de ebúrnea frente,
la de cabello empolvado
y vestidura crujiente,
¡tus ojos me han cautivado!
Eco de mi amor ardiente,
el clavicordio ha cantado
la serenata doliente
y el rondel enamorado...
¡Ven! El amor que aletea
lanza su flecha dorada
y en el mar que azul ondea,
surge ya la empavesada
galera flordelisada
¡que conduce a Citerea!
El Universal, 25 de febrero de 1894
José Juan Tablada