MAÑANA SERÁ DIOS
Esta yacija, donde se desploma
noche a noche el despojo de mí mismo
no es cauce para el sueño, sino abismo
Al que mi angustia de caer se soma.
La sábana, que cubre y que no toma
la forma de mi cuerpo, en su mutismo,
sin un pliegue de amor, dice lo mismo
que mi despego y en el mismo idioma.
...Mañana será Dios, y su porfía
sacudirá, violenta, al mal dormido
con su irrupción de polvo o nuevo día.
Aquí no hay alta noche, y, tras la hora
más oscura de un cielo descendido,
se enciende el sol, de pronto, sin aurora.
Juan José Domenchina