EL LABRADOR
Cual si pluguiese al Diablo —vaya un decir— engorda
el granero vecino con la triple cosecha...
Y aunque él jura y zuequea, esta arcilla maltrecha
sigue siendo madrastra o que realmente es sorda...
Mas con todo: ¡«Aires rubios!» —tesonero barbecha—,
y bien que el medro esquivo no es una vaca gorda,
a Dios gracias la era patrimonial desborda...
cuanto para ir capeando la estación contrahecha.
Y mientras el probable rendimiento calcula,
con un pan de la víspera entretiene su gula...
Sabe un gusto a consorte en la masa harto linda,
por lo cual en domésticas bendiciones se arroba...
Y con ojos de humilde Lázaro, el terranova
atisba las migajas que a intervalos le brinda.
Julio Herrera y Reissig