NAPOLEÓN
Sin rey ni leyes, Francia desolada
De anárquico furor cayó en la hoguera:
Salvola Bonaparte: lisonjera
La gloria en cetro convirtió su espada.
Tembló a su voz Europa consternada;
Reyes la dispensó con faz severa;
En Moscow, en Madrid su águila fiera
En Roma y Viena y en Berlín vio alzada.
¿Cómo cayó?... Vencido, abandonado,
En un peñasco silencioso expira
Dando ejemplo a los déspotas terrible.
Al contemplar su fin desventurado,
Clama la historia, que su genio admira:
¡No hay opresión por fuerte irresistible!
José María Heredia