A FLÉRIDA
Si es dulce ver en el glorioso estío
Ceñida el alba de purpúreas flores,
Y entre blancas arenas y verdores
Con manso curso deslizarse el río;
Si es dulce al inocente pecho mío
Atisbar de las aves los amores,
Cuando tiernas modulan sus ardores
En la plácida paz del bosque umbrío;
Si es dulce ver cual cobran estos prados
Fresco verdor en la estación florida,
Y al cielo y mar profundo serenados,
Más dulce es verte, Flérida querida,
Darme en tus negros ojos desmayados
Muerte de amor, más grata que la vida.
José María Heredia