RENUNCIANDO A LA POESÍA
Fue tiempo en que la dulce poesía
El eco de mi voz hermoseaba,
Y amor, virtud y libertad cantaba
Entre los brazos de la amada mía.
Ella mi canto con placer oía,
Caricias y placer me prodigaba,
Y al puro beso que mi frente hollaba
Muy más fogosa inspiración seguía.
¡Vano recuerdo! En mi destierro triste
Me deja Apolo, y de mi mustia frente
Su sacro fuego y esplendor retira.
Adiós, ¡oh Musa! que mi gloria fuiste:
Adiós, amiga de mi edad ardiente:
El insano dolor quebró mi lira.
(Boston, 1823)
José María Heredia