MEMORIAS
Recuerda los bellos días
En que tímido y sincero
El homenaje primero
Te llegaba a tributar.
¡Oh ceguedad! ¡oh extravío!
Nunca, mujer inconstante,
Pecho más fiero y amante
Pudo el amor inflamar.
Exageras los defectos
Que en mí la envidia censura:
No es el menor la locura
Con que furioso te amé.
He sentido fieramente
Los vicios y las pasiones:
Mas de tibios corazones
Nunca, Lesbia, me pagué.
En ti del dolor la copa
Brindome el hado enemigo:
Empero, no te maldigo,
Ni te puedo aborrecer.
Escucha mi último voto:
Añada el cielo a tu vida
Las horas de paz cumplida
Que me robaste cruel.
Tú eras mi bien: mi universo
Estaba a ti reducido:
El tiempo trajo tu olvido,
Y el tiempo me consoló.
El amor que me inspiraste
Para siempre se ha borrado:
No más el fuego apagado
Recuerdes al corazón.
Vanamente cariñosa
Me tiendes la blanca mano:
La fe reclamas en vano
Que a la tuya prometí.
La credulidad, que sola
Devolvértela pudiera,
Por tu inconstancia altanera
Para siempre huyó de mí.
El ligero pajarillo
De la prisión escapado
Prudente y escarmentado
Teme al señuelo traidor.
No se acerca ya cual antes,
Que la desgracia le instruye,
Y la esclavitud rehúye
Que la brinda el cazador.
(1821)
José María Heredia