EL POETA
27
Sí, son hermosas las palabras,
pero no bastan a los labios,
son el nombre de lo que pasa
y en el olvido va quedando.
Aparezco lleno de oro
si en su caudal hundo mis brazos,
pero la carne sola sabe
qué hombre sostiene aquí clamando.
No sois, erais; no estáis, estabais;
conmigo fuisteis al milagro,
y hoy vuelvo solo —¿os veo hermosas
porque erais mías?— y aún os amo.
José García Nieto