LA HISTORIA Y POETAS
La respiración del lenguaje establece
la sucesión de miserables
morales. Los otros, ya se sabe:
sus silencios no cierran nunca
y dan vuelta la esquina
con bocas que no sueñan. Los morales,
legales y dudosos, hablan
pesadillas sin fin.
El distraído pide algo
que no haga pensar.
En la distancia entre él y él mismo
suceden desgracias de la lengua.
Juan Gelman