BUSCÓN
Vio al fin el buscón los cuerpos juntos.
Eran míseros, feos. Enlazados,
El alma los vendía. Perdido
El seso quedaron los devaneos
De la muerte.
Fue tábano,
Comadreja en las vísceras. Sentía
Presurosa destrucción en la sangre.
Violencia le pidieron blancos
Senos, pubis negro; muslos
Abiertos, apretados dientes.
Era Dios y aniquilar podía
Los dos monstruos inermes.
Luego reconoció sus miembros.
No quiso ver más. Tocábale
Todo cuanto deseara en luengos años.
Más le hirió el fulgor de haber violado
Lo efímero. Huyó el solaz.
Con censura mortal se había mirado
Y estaba preso de sus ojos.
Jorge Gaitán Durán