LUZBEL DESCONCERTADO
Gobernador: Vedle pálido,
Mareado ante el deliquio
Con que le acoge su pueblo.
Poeta: (¡Ay! Si no enmudeces, chillo.
Me quiere ofender, me insulta.
¡A «mi pueblo» reducido,
Por entre las dimensiones
De su tamaño ridículo!)
G.: Después de tal ovación,
El Maestro va a deciros
Unas palabras.
P.: ¡Auxilio!
Yo no sé lo que me pasa.
(Mi paciencia no ha podido
Resistir el homenaje.)
Estoy enfermo.
G.: ¡Divino Paisano!
P.: ¡Por Dios!
De veras
Estoy mal.
Yo no soy divo.
No puedo hablar.
No hablaré. (¡lnsolentes!
Lo han urdido
Todo contra mí. ¡Primero
De mi país, que ludibrio,
De mi tiempo nada más!)
G.: Señores, no somos dignos
De escuchar al gran poeta.
Aplaudidle: es el cautivo
Doliente de este fervor.
¡Miradle! ¡Visto y no visto!
Jorge Guillén