ESOS CERROS
¿Pureza, soledad? Allí: son grises.
Grises intactos que ni el pie perdido
sorprendió, soberanamente leves.
Grises junto a la Nada, melancólica,
bella, que el aire acoge como un alma,
visible de tan fiel a un fin: la espera.
—¡Ser, ser, y aún más remota, para el humo,
para los ojos de los más absortos,
una Nada amparada: gris intacto
sobre tierna aridez, gris de esos cerros!
Jorge Guillén