LAS OCHO DE LA MAÑANA
Y otra vez se despereza
La Marcha Inmortal... que un hombre,
Para que nadie se asombre
Demasiado, con llaneza
Silba. Tiene ligereza
De Gloria hallada la calle.
Dios es quien propone el talle
De Europa: de esa muchacha
Que así pisando despacha
La Marcha. ¡Nada la acalle!
Jorge Guillén