XXVI
Cubre el silencio la bruñida arena
que el ancho cauce al horizonte explaya;
y allá en las selvas de azulina raya
sube un cantar bajo la luna llena.
Mientras la linfa su rumor serena,
al par que el astro, la canción desmaya;
y dulcemente en la brumosa playa
se inunda el aire de ignorada pena.
Junto al reflejo que la hoguera enciende,
están los bogas con atento oído;
¡nadie escuchó lo que la noche entiende!
Todos me ven con estupor, y en tanto
que no perciben ni el menor ruido,
sigue en mi absorto corazón el canto.
José Eustasio Rivera