IX1
Cantadora sencilla de una gran pesadumbre,
entre ocultos follajes la paloma torcaz
acongoja las frondas con su blanda quejumbre
picoteando arrayanes y pepitas de agraz.
Arrurú, canta viendo la primera vislumbre
y después, en las tardes, al reflejo fugaz
en la copa del gúaimaro que domina la cumbre
ve llenarse las lomas de silencio y de paz.
Entreabiertas las alas que la luz tornasola
se entristece la pobre de sentirse tan sola
y esponjeando el plumaje como leve capuz
al impulso materno de sus tierras entrañas
amorosa se pone a arrullar las montañas
y se duermen los montes y se apaga la luz.
José Eustasio Rivera
1 También titulado LA PALOMA TORCAZ.