A LA BATALLA DE WATERLOO
SONETO DE PIES FORZADOS
Ea, quien tenga de valor un cacho,
Dijo Napoleón, sígame al cerro
Donde fuego nos hace tanto perro,
Y del pendón inglés no quede hilacho.
Yo a vuestra frente montaré en un macho
Que pació solamente flor de berro;
Y de esa hueste el enemigo hierro
Quebrará cual juguete de muchacho.»
Dijo: pero el soldado se hace el sordo,
Y aunque le ofrecen de oro un cucurucho
El miedo de morir habla más gordo.
Cede el gran general a otro más ducho,
Y mientras huye en su caballo tordo,
Quema la guardia el último cartucho.
1841.
Juan Eugenio Hartzenbusch