EPÍSTOLA GRATULATORIA DEL MARQUÉS DE VILLENA AL CONDE DE SANT LUIS POR LA ERECCIÓN DEL TEATRO ESPAÑOL
Recibid con buen talante,
Nuevo e perínclito Conde
De Sant Luis,
Letra de ánima habitante
Otro mundo que ese donde
Vos vivís.
E catad que non vos tome,
Porque vos fable un finado,
Susto e pena;
Non de facer miedos home
Fue nunca el Marqués cuitado
De Villena.
Sepades que, no embargante
Que aquí los muertos vivamos
Bien felices,
A esa tierra malandante
Por vegadas asomamos
Las narices.
Cierta noche, discurriendo
Por las calles de una villa
Principal,
Casa vi de mucho atuendo,
Que antes de ornalla é pulilla
Fue corral.
Rumores oí de dentro
Jubilosos, e por puntos
Aflictivos:
Cuélome, cato et encuentro
Una tropa de difuntos,
Vueltos vivos.
Allí Pelayo furente
Con su hermana contendía
Por el moro;
E tapándose la frente,
La triste sólo decía:
«Yo le adoro.»
Allí con sus cuitas vino
Aquel pagano Jesté,
Rey de Creta,
E Megara, el numantino,
Et el prisionero de
Joán de Urbieta.
Allí salieran Guzmán,
Camila, Rui Calderón,
E Macías,
Edipo, Bruto, Abrahán,
Et el que libró a Sión
De Golías.
E los que en Martos cayeron,
Enjiemplo duro de estrella
Muy cruel,
Et esos de quien dijeron
Que fue en morir tonta ella,
Tonto él.
E Malvina, e Joán Pascual,
E Manrique, el malhadado
Trovador,
E aquel Cenón al igual
De fortuna gasajado
E de amor.
Leiva, Quevedo, la brava
Joanica, el Alonso amante
De Raquel,
Alonso el pintor, la Cava,
É aun el tesaurizante
Don Samuel.
Esquilache, el de Alba,Hernán
Cortés, e la de Molina,
La prudente,
E Berenguela, et el gran
Cogedor de mies divina,
Fray Vicente.
Esos e otros personados
Vi en aquella y otras tales
Trasnochadas,
Allí por arte ayuntados
De péñolas poetales
Bien tajadas.
E plúgome asaz la cosa,
Ca yo ansimesmo capricho
Tuve desto,
E una farsa fiz donosa
Para el rey Fernando, dicho,
El Honesto.
Antojóseme saber
Quiénes los auctores fueran
Desas fablas,
Do escribiendo á su placer
Miraclos ansí fecieran
En las tablas;
E siguiendo uno, que vi
Con desusado alborozo
Coronar;
Sobióse a un zaquizamí,
E acostóse el pobre mozo
Sin cenar.
Gimiendo fugí yo dende,
Por non ver en tanta prez
Tal desdoro...
—E juego mi vista ofende
Palacio do resplandez
Plata é oro.
Rica mensa e pulcro lecho
Dentro víanse, e preciados
Atavíos,
E tales que me sospecho
Que aún fueran avantajados
Para míos.
E supe que dueño fues
De la morada tan mucho
Relumbrante,
Non perlado nin marqués,
Sinon sólo cierto ducho
Comediante.
«¿Cómo, dije, al estrumento
Merced se faz, e a la mente
Se la amengua?
¿Non val el poetal invento
Lo que el dalle ante la gente,
Bulto e lengua?
»¿Por qué, pues, desigualar
a dos que del claro Apolo
Fijos son?
El mayorazgo, ¿ha de estar
A fucias del que es tan sólo
Segundón?
»Mejor al ingenio Grecia
Tener en estima supo,
Supo Roma.
Mientras usanza tan necia
Ture, acójome y ocupo
Mi redoma.»
Por vos, Conde ilustre, fina
El de tratar al scriptor
Feo modo:
Corona cingisle dina:
Non ya de Febo el cultor
Vive en lodo.
Mil quisieron ayudalle,
Mil ahorralle pretendieron
Días tristes:
Vos supistes sólo honralle;
Vos lo que tantos dijeron,
Lo fecistes.
¡Gloria a vos, bien meresciente
De las apacibles artes,
Gloria a vos!
Grato a los homes se cuente
Vueso nombre en todas partes,
Grato a Dios.
Él vos done la grand paga
Que vuesos graciados non
Pueden bien;
Él vida luenga vos faga,
Con la su bendicción
Sancta, amén.
1849.
Juan Eugenio Hartzenbusch