A NELA
Alada virtud
te dan los azules
de la juventud.
En tu amanecer
se oyó la sonata
del dulce querer.
El rey Capulí
y el paje Listón
se mueren por ti.
El niño del mar
dictaba los sueños
para navegar.
Tenía un blasón,
tenía la cinta
de tu corazón.
José María Eguren