LIED VIII
Ven, en dormida mañana,
con tu mirar de cielo;
hora, que en la dulce retama,
cantan con tibio aliento los jilgueros;
no añores viejas albas:
que el ayer es un ángel muerto.
El ígneo Sol esmalta
tu linda cara y tus cabellos;
de jugar en la yerba estás rosada,
humedecida por el viento.
Eres amor de la mañana,
eres mi cielo;
no añores viejas albas;
que el ayer es un ángel muerto.
José María Eguren