BALADA
Los niños anoche
hallaron un ángel dormido en el bosque;
era abrillantado,
cerca de las ramas floridas de bojes;
un olor de cielo
más adormecía que los ababoles,
con ensueños claros
de amor y de amores.
La noche temblaba;...
y cuentan los niños que vieron entonces,
la triste candela
en las lejanías de sauces y robles;
y el color tenía
de acero y de bronce.
Son de la cabaña duendes y coboldos
que atizan la cena de la media noche,
y miran al ángel
con las intenciones
golosas y ardidas. Mas, pronto los niños
le lanzan las flores,
y tiende sus alas,
con finos rumores.
José María Eguren