¡SAYONARA!
Hoy el sol tamizan los glasés azules
del delicioso camarín de Mignón,
sobre campánulas pintorescos gules
y muñecas de comprimido cartón.
Las de cobalto figulinas galantes
loca rondinela fingen sin cesar;
y de Watteau las pinturas elegantes
y camafeos semejan bostezar
No lejos de alba Venus de Carrara,
junto al grotesco Luzbel en oración,
se adivina en rojas letras: ¡Sayonara!
la doliente despedida del Japón.
Gongo lloroso y extraña barcarola,
del rosado país ensueño letal,
la obscuridad nos dicen de la amapola
que se inclina y cierra en el carmín cristal.
En de luz país y sombrilla verde
felices ríen princesas de pasión...
bien sabes tú la esperanza que se pierde
cuando el tam tam demanda desolación.
Deliciosa Mignón con festivos ojos
y con castaño cabello, blonda bebé;
de tu estancia veo mis luceros rojos
que en el espacio mueren ¿dime por qué?
Escucha, tenue lirio de terciopelo
en tu floreado diván de Estambul:
Yo tengo una añoranza de un triste cielo,
y de una muerta rosa en tu alma azul.
Reír te miro, con tu sonrisa clara,
entre exóticos juguetes de cartón;
mas ¡ay! el terrible y dulce ¡Sayonara!
En tus ojos se presenta de mignón.
José María Eguren