TARDES DE ABRIL
En las tardes de Abril, allá en los cerros
felice correteaba tu niñez;
pero ya el viento arrebató la huella
que allí dejara tu menudo pie.
En las tardes de Abril, las enramadas
llenaba de contento tu beldad;
y ahora son mustia, polvorosa selva
adonde tristes los mochuelos van.
En las tardes de Abril, la flor del valle
mecíase en tu pecho con amor:
ya no se encuentra ni vestigio leve
de aquella dulce, cariñosa flor.
En las tardes de Abril, bellas palomas
volaban de su blanco palomar;
del alto corredor las divisabas,
y aquellas aves fenecieron ya.
En las tardes de Abril, la siempreviva
sembramos para emblema del amor:
pasaron esas tardes y el verano
prendió la llama que agostó la flor.
José María Eguren