EL HUÉRFANO SOBRE EL CADÁVER
I
Este tu cuerpo es, pues, oh padre mio!
Padre! Ya no respondes! Qué te has hecho?
¿Eres acaso el cuerpo inmóvil, frío,
Que yace aquí sobre este aciago lecho?
Oh, no! que hablabas, y este cuerpo calla!
Calla y nunca hablará: tu lengua muerta
Fija, trabada al paladar se halla,
y la vida en tus ojos no despierta!
Al recibir mis últimos abrazos
Ayer de amor tu corazón latía,
y me estrechaban con afán tus brazos,
y una lágrima en tu ojo se veía.
y hora á tus ojos lágrimas no asoman,
y hora en tu pecho ni un latido siento,
y hora tus brazos yertos se desploman
Cuando enlazarlos á mi cuello intento!
Oh !ya no volverás nunca á abrazarme .
Oh padre mio! de mi infancia amigo!
Nunca ya volverás á. consolarme !
Nunca á llorar ya volverás conmigo!
y este cuerpo infeliz, manos de extraños
A hundirlo van en olvidado suelo:
y sobre él volarán sin fin los años,
y sobre él lucirá sin fin el cielo!
II
Y para mí las risas y alegrías,
Y las horas de amor, de luz, dë oro
Vieron su fin; y desde hoy los días
Van á empezar de soledad y lloro!
De hoy más, bajo el hogar del extranjero,
Sin tí me sentaré solo á la mesa;
Y, como tú te fuiste, si yo muero,
Nadie á llorar irá sobre mi huesa!
y un ser sobre la tierra que me ame
Como me amaste tú, buscaré en vano.
Ah! ¿qué me importa que haya quien me llame
Alguna vez amigo, esposo, hermano?
Sin el amor, de amor qué son los nombres?
No logran engañar ni al que los dijo!
Ay! no veré de nuevo entre los hombres
Al que deveras me llamaba hijo!
Tú, tú me amaste, y solo tú supiste
De amar mi sed, mi sed de ser amado j
y á mí tu inmenso corazón abriste,
Y en él entré, y en él quedé saciado!
y hora te vas... ah ! ya te fuiste ... ! Y nunca,
Oh! nunca ... No! vuelve otra vez siquiera!
Vuelve; que ya mi vida siento trunca,
y espera en tí mi amor que en nada espera!
José Eusebio Caro