A ESA
Rompí con el cincel la abrupta roca
Y una chispa brotó...
Un eco agudo, lastimero, inmenso,
Al golpe respondió.
Si la roca se queja y llora fuego
No te debe admirar
Que, a tu alevoso golpe, llore sangre
Que es fuego en ei pesar.
Si la roca ha gritado y con sus gritos
Atronó la extensión...
¡No te asombre que atruene el universo
Mi eterna maldición!
Yo era mudo, insensible; mi fortuna
Era vivir en paz
Hoy me inquieta mirar por todas partes
Tu diabólica faz.
¿Por qué te asomas a mi oscura vida?
¿Que pretendes de mí?
Quiero entrar a las sombras del sepulcro
¡Para no verte allí...!
Si hasta en la negra tumba te encontrare...
Óyeme la verdad:
Si allí he de verte, gritará mi polvo:
¡Maldita eternidad!
1889
Juan de Dios Peza