AL ESTILO MAGNÍFICO DE DON NICOLÁS FERNÁNDEZ DE MORATÍN EN SUS COMPOSICIONES HEROICAS
CANCIÓN
El semidiós que alzándose a la cumbre
del alto Olimpo, prueba la ambrosía
entre la muchedumbre
de dioses en la mesa del Tonante,
y en copa de diamante
purpúreo néctar bebe
al son de la armonía
de los astros que en torno al cielo mueve;
si desciende algún
día
al mundo, le fastidian los manjares
del huerto, viña, campo, monte y mares.
Desde que el campo elíseo al tierno Orfeo
oyó cantar su amor en tono blando,
y el ardiente deseo
de volver a lograr su dulce esposa
(cuya lira amorosa,
mientras duró sonando,
de Sísifo y de Tántalo un momento
paré todo el tormento),
ya no se admira cuando
algún mortal, al verse en tal delicia,
las gracias canta a su deidad propicia.
Quien vio surcado el mar, minas, gigantes,
sangrientas amazonas, gente extraña
y límites distantes
(de humana audacia no, mas sí del mundo)
y el piélago profundo
hiende con ancha nave;
volviendo rico a España,
en el tranquilo hogar vivir no sabe,
desprecia la cabaña,
la barca y red que le ocupó primero
antes que fuese osado marinero.
El joven que una vez del tracio Marte,
de pálidos cadáveres cercado,
tremoló el estandarte,
y en el carro triunfal fue conducido,
en su patria aplaudido
con bélico trofeo
y júbilo aclamado;
por volver a la lid arde en deseo,
y desdeña el arado,
hijo, esposa, padre, mesa y lecho;
sólo el guerrero honor le llena el pecho.
Y el que al divino Moratín oyere
los metros que el timbreo dios le inspira,
y el brío con que hiere
la cítara de Píndaro sagrada,
ya nunca más le agrada
la humana voz ni sones
de otra cualquiera lira,
por más que suenen ínclitas canciones
que necio el vulgo admira.
Canta, pues, entre todos el primero,
y calle Ercilla, Herrera, Horacio, Homero.
Canción, dile a mi amigo
que me falta el aliento;
y que cuando cantar su gloria intento,
callo mil veces más de lo que digo.
Dalmiro. José Cadalso
Versión de la Biblioteca Virtual Cervantes (cervantesvirtual.com).