anterior   aleatorio / random   autor / author   inicio / home   siguiente / next

ODA
A BATILO

Sigue con dulce lira
el metro blando y amoroso acento
que el gran Febo te inspira,
pues Venus te da aliento
y el coro de las musas te oye atento.

Sigue, joven gracioso,
de mirto, grato a Venus, coronado,
y quedara envidioso
aquel siglo dorado
por Lasos y Villegas afamado.

Dichosa la zagala
a quien le sea dado el escucharte,
pues tu musa la iguala
con la Diosa de Marte;
tal es la fuerza de tu ingenio y arte.

Aunque más dura sea
que mármoles o jaspes de Granada,
cual otra Galatea,
o sea más helada
que fuente por los cielos estancada,

al punto que te oyere,
te admitirá en su cándido regazo.
Si tu voz prosiguere,
te estrechará su brazo,
y amor aplaudirá tan dulce lazo.

Y las otras pastoras
de envidia correrán por selva y prado,
y verá la que adoras
el triunfo que ha ganado
por haber tus ternezas escuchado.

Mas, ¡ay de aquellos necios
que intenten competir con tu blandura!
¡Sólo verán desprecios
de aquella hermosura
que una vez escuchare tu dulzura!

Dirán su rabia y celos
en el bosque más lóbrego metidos,
injuriando a los cielos;
y oyendo sus gemidos,
responderán las fieras con bramidos.

Entrada del averno
parecerá aquel bosque desdichado,
y do tu metro tierno
hubiere resonado,
el campo que a los buenos dará el hado.

Pasó mi primavera
(¡los años gratos al Amor y a Febo
quién revocar pudiera!)
y a juntar no me atrevo
mi voz cansada con tu aliento nuevo.

Si no, yo cantaría
al tono de tu lira mis amores.
Y al tono de la mía
cantaras entre flores,
como suelen acordes ruiseñores.

Sigue, sigue cantando
no pierdas tiempo en la edad florida;
que yo voy acabando
mi fastidiosa vida,
en milicias y en cortes mal perdida.

En alas de la fama
tus versos llegarán a mis oídos.
Si la trompa me llama
a los moros vencidos,
o a los indios de Apache embravecidos,

o al antártico polo,
llevando las banderas del gran Carlos,
dirame siempre Apolo
tus versos, y a escucharlos
acudirán los pueblos y a alabarlos.

Ni el estrépito horrendo
de Neptuno, que ofrece muerte impía,
ni de Marte el estruendo
turbará el alma mía,
si suena en mis oídos tu armonía.

Aun cuando dura Parca
mayores plazos a mi vida niegue,
y en la fúnebre barca
por la Estigia navegue
y a las delicias del Averno llegue,

oiré cuando Catulo,
a la sombra de un mirto recostado,
con Propercio y Tibulo,
lea maravillado
los versos que tu musa te ha dictado;

cuando acudan ansiosos
Laso y Villegas al sonoro acento,
repitiendo envidiosos:
«¡Qué celestial portento!,
¿a quién ha dado Apolo tanto aliento?».


Yo, que seré testigo
de tu fortuna, que tendré por mía,
diré: «Yo fui su amigo,
y por tal me tenía,
gozando yo su amable compañía».

Haranme mil preguntas,
puesto en medio de todos: «¿De quién eres?,
¿y cuánta gracia juntas?,
¿y a cuál zagala quieres?,
¿y cuándo baila cuando el plectro hieres?».

Y con igual ternura
que el padre cuenta de su hijo amado
la gracia y hermosura,
y se siente elevado
cuando le escuchan todos con agrado,

responderé contando
tu nombre, patria, genio y poesía;
y asombráranse cuando
les diga tu elegía
a la memoria de la Filis mía.

autógrafo
Dalmiro. José Cadalso


El texto en amarillo se omite en el manuscrito, aunque aparece en la ediciones impresas. Las palabras en azul son las divergencias entre el manuscrito 3.804 y la edición impresa (seguimos la publicada en cervantesvirtual.com)


Oda (Mss. 3.804 BNE)

enlace En la muerte de Filis - Juan Meléndez Valdés
facsímil Poesías inéditas de Cadahalso. Mss. 3.804. Biblioteca Nacional
enlace Versión cervantesvirtual.com
enlace Versión manuscrito 12.963
facsímil Poesías. Con una carta de Cadalso a Nicolás Fernández de Moratín. Mss. 12.963. Biblioteca Nacional

subir / top   poema aleatorio   siguiente / next   anterior / previous   aumentar tamaño letra / font size increase   reducir tamaño letra / font size decrease

Versión de Luis Salas a partir de la reproducción digital de la Biblioteca Virtual Cervantes del manuscrito 3.804 (Poesías inéditas de Cadahalso) de la Biblioteca Nacional de España (Madrid).