PODER DEL RECUERDO DE MI AMIGO LISTA
¿Qué me resta, infeliz! si acongojado
En alma y cuerpo, ni descanso un hora
Ofréceme el dolor que me devora,
Ni espera verle mi vejez templado?
A su inclemencia y a la edad postrado
En vano luce para mí la aurora,
Que no es el brillo con que el orbe dora
Solaz bastante al corazón llagado.
¡Mísero! ¿Qué hago aquí? ¿Por qué no sigo
Del sepulcro una voz que dice: «Abierta
Tienes la cárcel en que gimes: vente»
¿Por qué? pregunto. —Porque un tierno amigo
En imagen vivísima a la puerta
Se alza, y llorando, dice: «No, detente».
José María Blanco-White