POEMA CON UN SOLO DESPUÉS
Era una rama verde la inmensa soledad...
De ella salían nidos buscando ruiseñores,
pies aplastando pétalos
y rubios cementerios inclinándose al cielo...
Yo nada más alzaba los tímidos cadáveres...
Yo nada más caía gota a gota a la nada,
mientras un ojo abierto de tentación suicida
acechaba mi alma entre mi carne frágil.
Por poco pierde el aire su dimensión más alta.
Por poco el sol se cae de angustia en la tiniebla.
Por poco el mar se esconde para siempre en su fondo.
Pero volvió la risa en dulce serenata
de saberse más blanca.
La tierra se refugia en todas sus auroras
y me ofrece infinitos donde expira el sollozo.
Julia de Burgos