SONETO DEL HIJO PRÓDIGO
Porque al pensar en el retorno siento
encaminar mis fuerzas al vacío
nada me hará volver. Y si porfío
en continuar la senda sin aliento
es acosado del presentimiento
de que al avecindarme al caserío
de mi región, he de sentir el frío
que de mi muerte sea revelamiento.
Al calor del hogar he preferido
el frío del invierno despiadado,
y el hambre y el dolor he conocido
en mi peregrinar desventurado:
Al laberinto del destierro he sido
Eneas sin retorno, condenado.
Homero Icaza Sánchez