Estas palabras de su Silvia cruda
puso Silvano en esta haya umbrosa:
«Silvia, do vemos de cruel y hermosa
tales extremos que el mayor se duda,
conociendo mi mal y que su ayuda
es sola en mi remedio poderosa,
mírame y de cruel en piadosa
muestra querer mudarse, y no se muda.
Con tales muestras me sostiene en vida,
hasta que muerte o más dichoso hado
me aparten del Tesín y su ribera.
Y si esto puede una piedad fingida,
considera, pastor enamorado,
lo que podría hacer la verdadera».
Hernando de Acuña