EPITAFIO PARA LA SEPULTURA DEL MISMO
Aquella luz que a Italia esclarecía
y ahora con morir la ha oscurecido,
aquel alto valor que siempre ha sido
columna do virtud se sostenía,
aquel saber de donde procedía
el remedio y restauro en lo perdido;
aquel sublime esfuerzo, tan temido,
del fuerte corazón que no temía.
aquel gran ser do junto se hallaba
el consejo y efecto, en paz y en guerra,
para hazañas de inmortal memoria;
y, en fin, a quien el mundo no bastaba,
aquí lo cubre muerte en poca tierra,
y lo que mereció goza en la gloria.
Hernando de Acuña